Desde el principio de los tiempos el ser humano ha realizado una constante adaptación al entorno. Tratando de sobrevivir a las nuevas circunstancias que sobrevenían por encontrarse en un nuevo tiempo o espacio, en el que las condiciones naturales se habían transformado.

Pero desde que nos organizamos en sociedades complejas y estatales, desde que dejamos de ser comunidades pequeñas relativamente horizontales, cada respuesta cultural que ha surgido en cada rincón del Mundo ha tendido finalmente hacia el ocaso y la desaparición. Y aquí es donde esta la clave: nunca, ninguna civilización ha alcanzado la Sostenibilidad indefinidamente.

En nuestra flamante sociedad occidental y crecentista, nos creemos exentos de esta necesidad de adaptación y sostenibilidad. Creemos que nuestra tecnología y “avance” están por encima de todo, incluso hablamos de «desarrollo sostenible», dos conceptos que desde nuestro punto de vista son incompatibles (al menos con el concepto de desarrollo que se tiene, esencialmente cuantitativo y economicista).

sostenibilidad

Seguimos nuestro día a día sin darnos cuenta de que estamos cometiendo los mismos errores que nuestros antepasados, pero a una magnitud infinitamente mayor. Mientras tanto, los acontecimientos sufridos y el conocimiento adquirido deberían hacernos pensar en cómo nuestra sociedad contemporánea piensa ser sostenible en el tiempo, cómo podemos hacer para que nuestros descendientes puedan disfrutar como mínimo de la Tierra que nosotr@s hemos heredado.

Obviamente la pachamama está por encima de todo esto, la pangea siempre será sostenible, se transformará, cambiará… pero eso no es más que tiempo en el Universo. Lo que queremos debatir con este concepto es si los seres humanos queremos pertenecer y vivir en ella todo el tiempo que nos deje, de la forma más equilibrada y justa posible, para los seres vivos con los que la compartimos, incluid@s nosotr@s y para otras generaciones. O si, por el contrario, deseamos llevar a nuestra civilización al borde del colapso, tal y como hicieron otras en el pasado, para más tarde caer en el abismo final.

Dentro de la sostenibilidad, una de las corrientes que más nos gusta es la permacultura, cultura permanente. Es un sistema de principios que busca la sustentabilidad a través de diseños agrícolas y sociales basados en los ecosistemas naturales. Según Bill Molison, uno de sus precursores: «La permacultura es la filosofía de trabajar con, y no en contra de la naturaleza; de observación prolongada y reflexiva, en lugar de labores prolongadas e inconscientes; de entender a las plantas y los animales en todas sus funciones, en lugar de tratar a las áreas como sistemas mono-productivos.»

“Produce una enorme tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no la escucha”, Victor Hugo.

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