La historia que nos han contado, es una historia lineal de desarrollo y crecimiento. Una historia en la que cada año somos más personas, más list@s, menos “inútiles”, más racionales, tenemos más conocimiento, mejor tecnología, más riqueza… Esta historia nos empuja a mirar hacia delante, con la vista puesta en las proezas que conseguiremos. Obviando que mucho de lo conseguido está transformando negativamente el entorno que nos sostiene. Pensando que todo lo pasado fue peor. Y olvidando por completo que nuestros antepasados han vivido cientos de años cubriendo sus necesidades sin alterar sus condiciones de vida y sin destruir el mundo en el que vivían.
Toda esta ideología de la modernidad nos lleva a dejar de lado una inmensidad de conocimientos ancestrales que se encuentran en la herencia oral a la que no hacemos caso y en los libros antiguos que no leemos, que no reescribimos; que dejamos que ardan o se conviertan en polvo mientras seguimos persiguiendo al futuro. La ciencia y el saber no comenzaron con los griegos, no llegaron a su climax en el s.XX, no se crearon únicamente en las ciudades. La ciencia y el saber nos acompañan desde los inicios. Qué ocurre con los saberes artesanos, qué ocurre con las técnicas agrícolas y con las artes tradicionales, qué sucede con los conocimientos del pueblo, qué pasa con los chamanes y los druidas, qué ocurre con las prácticas de los “cavernícolas” ¿Acaso no han servido para cubrir nuestras necesidades, para vivir en equilibrio, en ese espacio-tiempo concreto?
Pero todas aquellas relaciones ser humano-naturaleza que han hecho sustentable nuestro paso por el Planeta van desapareciendo. Desaparece la herencia cultural que nos procuraba un conocimiento práctico de nuestro entorno, de cómo relacionarnos con él, de cómo sacar sus frutos sin esquilmar el futuro. Desaparecen los saberes tradicionales que nuestros antepasad@s crearon durante cientos de generaciones. Desaparece con ello nuestra integración con la Madre Naturaleza.
El Patrimonio para Hadiqa es TODO lo que hemos heredado, material e inmaterial, desde la naturaleza salvaje a la ruralidad, desde la arquitectura hasta el arte, pasando por la agricultura, la artesania, los oficios, los saberes… Deseamos que el patrimonio sea conservado porque es el mejor testimonio que nos queda de otras formas de hacer, de otras formas de vida que sabemos que se han mantenido durante mucho tiempo. Es nuestra memoria histórica, algo que merece la pena no olvidar.
Os dejamos de regalito un documental sobre la destrucción del modo de vida comunal, un patrimonio inmaterial asociado a un legado rico y diverso, que está a punto de desaparecer por completo.
