El Espacio Natural Doñana se compone de Parque Nacional y Parque Natural de mismo nombre, y se trata de un inmenso espacio protegido que encuentra repartido por las provincias de Cádiz, Sevilla y Huelva. Su superficie es de 108 mil ha. Su estratégica situación al Suroeste de Europa y en las proximidades del Estrecho de Gibraltar hacen de Doñana un lugar de gran relevancia para la biodiversidad de la avifauna del continente. Sumado a la increíble diversidad de su etnografía y los usos sostenibles que se han desarrollado durante cientos de años, ha hecho que Doñana adquiera la figura de protección internacional “Reserva de la Biosfera”, que ocupa una extensión de 268 mil ha.
Si miramos a su naturaleza, nos encontramos un paisaje ralo, un lugar de belleza peculiar e indescriptible donde la arena, la arcilla y el ser humano han perfilado un paraíso frente al mar. A pesar de su llanura infinita son muchos y diversos los ecosistemas, ecotonos y paisajes diferentes que se pueden disfrutar en Doñana. Desde riberas de cuentos de hadas, hasta desiertos de película; pasando por pinares interminables, dehesas, arrozales y otros cultivos de regadío, marismas, caños y lagunas. Una paleta multicolor llena de vida. Hasta 300 especies de aves, gran variedad de insectos, reptiles y anfibios, y una buena gama de mamíferos, sin olvidarnos de las dos especies emblemáticas del Parque: el lince ibérico y el águila imperial ibérica.
La gran importancia del estuario del Guadalquivir como núcleo de biodiversidad ha provocado que este territorio haya sido poblado durante milenios sobreviviendo gracias a la enorme cantidad de recursos del entorno. Poblamientos íberos, tartésicos, fenicios, púnicos, romanos, árabes y visigodos han ido compartiendo o heredando estas tierras llanas del Sur donde había un gran lago al que llamaban Lago Ligustinus. Y con su paso por ellas han ido dejando algunos rastros las estelas de estas culturas: la alfarería, las salinas, los corrales de pescadores, las técnicas de marisqueo tradicional, los navazos y otros cultivos ancestrales, las salazones, la almadraba, la comida tradicional, los saberes de la navegación, las lleguas semisalvajes, la arquitectura mudéjar y los restos arqueológicos diversos…