El Parque Nacional de Monfragüe se encuentra en la provincia de Cáceres, al Sur de la Sierra de Gredos, con una superficie de 18 mil ha. Se compone de dos pequeñas cordilleras que transcurren paralelas, una al Norte y otra al Sur, allí donde se unen el río Tiétar con el Tajo, y que aún conservan gran parte la vegetación original. Existe además una figura de protección internacional: Reserva de la Biosfera de Monfragüe, que ocupa 115 mil ha, reuniendo además las localidades y las extensas dehesas que se encuentran aproximadamente dentro del triángulo que forman Trujillo, Plasencia y Navalmoral de la Mata. Estas tierras se originaron por la sedimentación hace unos 500 millones de años y la orogenia Hercínica que se generó hace 300 millones de años cuando los movimientos de las placas provocaron la aparición de grandes cadenas montañosas, pliegues, volcanes… que con el transcurso del tiempo han sido erosionadas y modeladas por millones de años de vientos, glaciaciones y cursos fluviales.
Su naturaleza se encuentra dominada por un encajonado monte mediterráneo denso, que se adhiere a las laderas de sus cordilleras; una dehesa infinita que se extiende por las suaves laderas; espectaculares formaciones geológicas de cuarcita que incluyen pliegues y grandes roquedos; y una colección singular de especies protegidas como el buitre negro, la cigüeña negra y el águila imperial ibérica. A todo ello, se suman las nutrias, meloncillos, ginetas, zorros, jabalíes, ciervos… Estos últimos suponen una espectacular estampa en el Parque durante su época de celo: la Berrea. Así como especies vegetales adaptadas a las laderas sombrías y húmedas como madroño, almez, brezo blanco, quejigo, etc. Además de las propias de laderas soleadas como acebuche, encina, olivilla, labanda…
Debido a sus suaves laderas y a su importancia estratégica junto al río Tajo y uno de sus mayores afluentes, Monfragüe tiene una larguísima historia de asentamientos humanos. Desde la Edad de Bronce hasta nuestros días se han ido sucediendo pueblos que han dejado algunas huellas, aunque muchos de sus restos han sido destruidos por el paso del tiempo y los nuevos colonizadores. Aún así podemos encontrar pinturas rupestres en diversos abrigos de la Sierra. el Castillo de Monfragüe y su ermita, restos de murallas ciclópeas prerromanas y el Puente del Cardenal, que desde la Edad Media hasta el s.XX convierte Monfragüe en un lugar de vital importancia por tratarse del único paso del río Tajo en Extremadura. El pillaje y la frondosidad de este espacio hicieron que se fuera abandonando pese a Villarreal de San Carlos, aldea defensiva que contruyó Carlos III para controlar la zona. Desde la Edad Media los medios de subsistencia son los asociados a la dehesa, principalmente agrícolas, forestales y ganaderos.